YouTube reconoció a mediados de noviembre algo que por aquel entonces ya era un secreto a voces: esto es, que había implementado cambios en su código para ralentizar la carga de los vídeos cuando detectaba que alguien estaba utilizando un bloqueador de publicidad como uBlock Origin o AdBlock Plus.
Dos meses más tarde, la situación dista mucho de haber mejorado. Es más, todo hace indicar que, conforme pasan las semanas, cada vez es mayor el porcentaje de usuarios que se están viendo afectados por esta estrategia.
La postura del gigante de Internet es muy clara en este asunto: quienes prefieran navegar sin ver anuncios, pueden hacerlo suscribiéndose a YouTube Premium por 11,99 euros mensuales. En caso contrario, deben desactivar este tipo de extensiones cuando visiten su sitio.
Algo que, no hace falta decirlo, millones de personas se niegan a hacer. Así pues, todo apunta a que este problema se va a enquistar, porque YouTube reitera que la publicidad es su principal fuente de ingresos. En el otro lado de la balanza, nos encontramos con que algunos de sus visitantes consideran que es muy molesta y no aceptan las exigencias de la compañía estadounidense.
Habrá que ver cómo evoluciona este tema, pero pinta a que tiene difícil solución habida cuenta de que ambas partes mantienen posturas contrapuestas. Veremos qué sucede.