Hoy en día la mayoría de la gente dispone en casa de un televisor LCD o de plasma o tiene pensado comprarse uno a medio plazo. Supongo que eso no habrá sido del agrado de millonarios presuntuosos con ganas de fardar ante los amigos y conocidos, que de la noche a la mañana se han topado con la triste realidad de que su tele que hace no tanto era la envidia del vecindario hoy es ‘una más’.
Pero, ¡eh!, no pasa nada, todo tiene solución. Si de verdad quieren dejar a las amistades con la boca abierta, he aquí una idea. Antes, eso sí, no estaría de más que aprendieran unos útiles consejos de bricolaje porque deberán hacer un agujerito en el techo de cualquiera de sus mansiones, sujetar un plasma de 103» a un mástil y dotar al conjunto de un motorcito. Si lo hacen bien, se pueden encontrar con un resultado tan esplendoroso como éste:
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