La edad a la que los niños empiezan a utilizar los teléfonos móviles es cada vez más temprana. Las encuestas que se han venido publicando en los últimos meses señalan que, actualmente, los más pequeños de la casa comienzan a manejar su primer smartphone cuando apenas tienen seis años.
El porcentaje de niños entre diez y los doce años con un móvil es ya del 58% y entre los adolescentes que entran al instituto alcanza el 75%. La tendencia es, además, claramente al alza, y todo hace indicar que estas cifras van a seguir creciendo a corto y medio plazo.
El motivo más habitual que esgrimen los padres para comprar smartphones a sus hijos es que les permiten estar siempre en contacto con ellos en caso de que suceda un imprevisto. Pero su implantación masiva entre críos cada vez más pequeños también plantea problemas de difícil solución, puesto que estos dispositivos les brindan la oportunidad de acceder a contenidos de todo tipo que en muchas ocasiones no se ajustan a sus edades.
De ahí que en los últimos tiempos se estén desarrollando aplicaciones que permiten a los padres supervisar qué hacen sus hijos pequeños con los teléfonos móviles cuando están fuera de casa. Es el caso de XNSPY, un software que, una vez se instala en un smartphone o tablet, monitoriza las llamadas y los mensajes de texto que se envían y reciben.
Además, ofrece a los padres la oportunidad de explorar las listas de contactos de sus hijos pequeños, revisar las anotaciones que han efectuado en sus agendas y, llegado el caso, comprobar las conversaciones que han mantenido en programas de mensajería como WhatsApp, Viber, Line o Skype.
Este software de control parental, que se puede utilizar en Android y iOS, también da la opción de repasar el historial de navegación para saber qué webs han visitado, los correos electrónicos que han escrito, las fotografías y vídeos que han guardado en sus móviles y conocer su localización mediante GPS.