Si hace un ratito alguien me hubiera mostrado esta imagen y me hubiese propuesto que tratara de adivinar qué era, nunca habría acertado la respuesta correcta: un lago. Concretamente, es una vista aérea del Lago Natron (si te fijas bien verás que se observa la sombra de la avioneta desde la que se ha hecho la fotografía). Situado al norte de Tanzania, en el Gran Valle del Rift, es un lago salado con una superficie que oscila entre los 600 y los 1.040 Km2 en función de la época del año y de la abundancia o no de lluvias.
El color rojo de sus aguas se debe a los altos índices de evaporación que se dan en la región durante la temporada seca, lo que provoca que los niveles de salinidad se incrementen y también lo hagan microorganismos como las cianobacterias que proliferan en este tipo de condiciones. Al realizar la fotosíntesis, el pigmento rojo de estas algas otorga a las aguas del Lago Natron su característico tono bermellón en las zonas más profundas y ligeramente anaranjado en las más superficiales.
Las condiciones tan extremas que impone un entorno tan singular hacen que sólo haya un animal capaz de sobrevivir en sus márgenes: los flamencos chicos o enanos, que cada año se reúnen en un número cercano a los 2,5 millones para alimentarse de sus algas filtrando las aguas alcalinas con sus picos.