Vertu, el fabricante de móviles de lujo que Nokia se vendió en octubre pasado por una cifra cercana a los 150 millones de euros, ha presentado su última creación. Se llama, simplemente, Ti y, como es habitual en la firma británica, tiene como únicos destinatarios a los más pudientes, a aquellos que pueden darse el capricho de gastar los 7.900 euros que cuesta para tener en sus manos un smartphone que ha sido ensamblado a mano por los artesanos de la compañía.
La carcasa ha sido realizada en titanio, contiene detalles en cuero negro y a los compradores se les ofrece el exclusivo servicio Vertu Concierge, en el que un equipo de profesionales se encarga de satisfacer sus demandas, por estrambóticas que puedan llegar a ser.
Pero si los acabados son de primer nivel, no puede decirse lo mismo de sus características técnicas. Dispone de una pantalla de sólo 3,7 pulgadas, un procesador SnapDragon S4 de doble núcleo y el sistema ejecuta Android 4.0, que ya hace 16 meses que está en el mercado. Así mismo, incluye una cámara trasera de 8 megapíxeles, otra frontal de 1,3 megapíxeles para videoconferencia, 64 GB de memoria interna, A-GPS, acelerómetro, Wi-Fi y Bluetooth v4.
Sus prestaciones se sitúan lejos de las que ofrecen modelos como el Nexus 4, el iPhone 5, el Nokia Lumia 920, el HTC One X, el Samsung Galaxy S III o el Galaxy Note II, por citar sólo unos cuantos, pero a cambio ofrece una exclusividad que sus potenciales compradores, a la vista de las ventas que Vertu registra año tras año, valoran sobremanera.