La plataforma para la creación de videojuegos Unity ha anunciado que, tras escuchar las quejas de la comunidad de desarrolladores, va a dejar sin efecto la desastrosa política de precios que presentó la semana pasada. La decisión llega después de que unos días atrás modificase sin previo aviso los términos de uso de su motor y decretase que, a partir del próximo año, los estudios deberían pagarle 0,20 euros cada vez que alguien instalase uno de sus juegos.
La reacción de los desarrolladores independientes fue furibunda, puesto que esa nueva escala de precios podría, literalmente, arruinarlos. Más aún cuando en los nuevos términos de uso se dejaba claro que los cambios se iban a aplicar también a los videojuegos ya publicados y que, para contabilizar las instalaciones, no se iba a distinguir entre demos y juegos completos ni entre juegos que se ofrecen gratuitamente de aquellos que son de pago.
Ha sido precisamente esa revuelta de los creadores la que ha forzado a Unity a dar marcha atrás para intentar ganarse el favor perdido entre su base de usuarios. El nuevo plan que se ha dado a conocer establece que quienes hagan uso de Unity Personal no deberán abonar cuantía alguna hasta que generen unos ingresos superiores a los 200.000 dólares.
Los estudios de mayor tamaño que tengan una suscripción a Unity Pro o Unity Enterprise podrán escoger entre pagar un 2,5% de los ingresos que consigan con sus juegos o bien una cantidad calculada en función del número de personas que los instalen cada mes.
Esta nueva política de precios, además, sólo se aplicará a quienes hagan uso de la nueva versión LTS de Unity que se distribuirá a partir del 1 de enero de 2024. Los juegos ya publicados y aquellos que estén siendo desarrollados actualmente con otras versiones de este motor se verán exentos de pagar dichos importes.
Las modificaciones introducidas son muy favorables para los desarrolladores, tanto para los independientes como para los estudios consolidados, especialmente si se las compara con los precios de otros motores de la competencia. Falta saber si eso será suficiente para reestablecer la confianza perdida y evitar que su comunidad de creadores migre a otras herramientas que les brinden una mayor seguridad personal como es el caso de Unreal Engine, Godot o Game Maker.