Unos agentes de policía de Sarrebruck, la capital del estado alemán del Sarre, se deben haber llevado una de las mayores sorpresas de su vida cuando tras ordenar el alto a un conductor que circulaba a 130 Km/h en una zona limitada a 100 Km/h se han encontrado con que, a saber por qué, había convertido el asiento del copiloto en una especie de oficina móvil en la que había incluido, entre otros gadgets, un ordenador portátil, una impresora, un navegador GPS y dos teléfonos móviles.
Tal y como se puede observar en la fotografía que han realizado para dar testimonio del surrealista episodio que les ha tocado vivir, el caótico conjunto estaba rematado por una serie de botellas de agua vacías y varios paquetes de tabaco esparcidos por el suelo.
¿Que cómo se ha resulto esta situación? Pues al parecer los agentes han ordenado al conductor de 35 años que metiera todos los trastos en el maletero y a continuación lo han multado con 120 euros. No parece demasiado, a tenor del riesgo potencial que un coche con este «equipamiento» extra podría suponer para el resto de vehículos que circularan por esa misma carretera.