Los habitantes de la región rusa de Sverdlovsk, situada en el Distrito federal del Ural, contemplaron con estupefacción cómo la noche cerrada del catorce de noviembre se tornó en día durante unos segundos debido a que una gran bola de fuego iluminó el cielo nocturno.
El fenómeno fue causado probablemente por un meteoro que al entrar en contacto con la atmósfera creó un surco luminoso de grandes proporciones que alcanzó un brillo muy superior no sólo al de cualquier planeta del planeta del Sistema Solar, sino también al de la Luna: