Hay una cosa que Muammar al-Gaddafi, Kim Jong-Il, Teodoro Obiang, Mahmud Ahmadineyad, Abdalá bin Abdelaziz, Hu Jintao y el resto de dictadores sanguinarios, cobardes, déspotas y corruptos que desgraciadamente todavía ejercen el terror temen casi tanto como a la propia democracia, quizá porque como se ha demostrado en las revueltas populares de las últimas semanas en el norte de África puede conducir a ella: me refiero a Internet.
La campaña, creada por la ONG alemana ISHR (Sociedad Internacional por los Derechos Humanos) tiene ya unos años, pero los recientes acontecimientos en Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin y Libia la han traído de vuelta a la actualidad.