Un tornado de categoría EF5 ha arrasado las poblaciones de Oklahoma City y Moore con vientos de más de 300 kilómetros por hora, ha reducido a escombros cientos de viviendas y, desgraciadamente, ha acabado con la vida de decenas de personas, muchas de ellas niños.
La Red está plagada de imágenes y vídeos desgarradores que muestran a gente huyendo de la catástrofe, a padres acudiendo desesperados a colegios derrumbados en los que se encontraban sus hijos haciendo clase y a vecinos en estado de shock contemplando impotentes cómo el viento ha destruido en un abrir y cerrar de ojos las casas en las que habían vivido toda su vida.
Pero entre tanta tragedia, una pequeña historia, anecdótica si se quiere, me ha conmovido. Tiene como protagonista a una pobre anciana que está siendo entrevistada por una periodista de la cadena CBS en frente de una montaña de cascotes que horas antes habían sido su residencia y que relata compungida cómo ha perdido a su perro tras el paso del tornado.
Unos segundos más tarde, un miembro del equipo que la estaba entrevistando descubre a su perrito (1 minuto y 35 segundos del vídeo) medio enterrado entre los escombros e incapaz de liberarse de los mismos. Inmediatamente, la pobre mujer se dirige hacia su mascota y consigue sacarlo, herido pero con vida:
Un documento con final feliz que aporta un rayo de esperanza en una situación tan trágica.