A comienzos del curso escolar, las autoridades locales de Rancho Bernardo (San Diego) recortaron los fondos públicos destinados al instituto del barrio, lo que llevó a que algunos de los profesores que imparten clase en el mismo vieran cómo se quedaban sin los recursos que necesitaban para ejercer su labor educativa.
Ante esta situación, Tom Farber, que ejerce de maestro de matemáticas en el centro, ha decidido adoptar una medida cuanto menos peculiar para recaudar dinero con el que pagar las fotocopias que suministra a sus alumnos: incluir publicidad en los tests que les hace pasar.
El precio que ha solicitado a los anunciantes ha sido de 10 dólares si quieren aparecer en los cuestionarios sencillos, 20 por hacerlo en las pruebas que realiza tras finalizar los capítulos y 30 en el caso de los exámenes finales de cada semestre.
Varias publicaciones de la ciudad, como por ejemplo el San Diego Union-Tribune, se han hecho eco del plan de Farber y lo han dado a conocer entre miles de personas, lo que ha permitido que varias decenas de compañías y particulares se hayan mostrado interesados en publicitarse. De momento ya ha recaudado 350 dólares.
Claro que la reducción del presupuesto destinado al instituto y la consecuente reacción de este profesor también ha levantado ampollas entre los que piensan que en los centros educativos se deberían vetar los anuncios comerciales, ya que si las empresas pagan por aparecer en ellos es, obviamente, para llegar hasta los niños.