Ha pasado poco más de medio año desde que Elon Musk, por entonces la persona más rica del mundo, compró Twitter. Una adquisición por la que desembolsó nada más y nada menos que 44.000 millones de dólares, una cifra que, a tenor de los acontecimientos que se han dado desde entonces, se atisba catastrófica.
Y es que la valoración actual de Twitter es de apenas 15.000 millones de dólares, casi tres veces más baja de la que tenía en octubre del año pasado. Así lo recoge un informe que ha realizado Fidelity Blue Chip Growth Fund, un fondo que posee acciones en este servicio de microblogging.
En el mismo se explica que su participación está valorada en 6,6 millones de dólares, cuando a finales de octubre ascendía a 19,7 millones de dólares. Es la tercera ocasión en lo que llevamos de año que reducen dicha tasación y, habida cuenta de la evolución que está siguiendo Twitter desde que Musk se hizo con su control, probablemente no sea la última.
El propio Elon Musk reconoció poco después de que se cerrara la compra que pagó de más. Es más, a finales de marzo envió un correo electrónico a sus empleados que acabó filtrándose a la prensa en el que explicaba que la compañía valía en aquel momento unos 20.000 millones de dólares.
Así pues, en los dos últimos meses la compañía se ha dejado 5.000 millones de dólares más al tiempo que ha seguido perdiendo usuarios. De hecho, a lo largo de este año se estima que su tráfico ha caído un 7,3%. Tampoco le van mejor las cosas a su programa de suscripción Twitter Blue, puesto que, según recogen diversos medios, la mitad de las personas que se abonan optan por no renovarlo pasado un tiempo.
Es, no hace falta decirlo, imposible de predecir lo que sucederá en el futuro con Twitter, pero su viabilidad económica a medio y largo plazo está llena de incógnitas. Algo que, no hace tanto, hubiera parecido inverosímil.
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