El 16 de julio de 1945 Estados Unidos llevó a cabo en el desierto de Nuevo México la primera detonación de un arma nuclear de la historia: la conocida como Prueba Trinity. A 16 kilómetros de distancia, un grupo de científicos y militares contemplaron estupefactos cómo la enorme bola de fuego destructora se alzaba sobre el horizonte. Ese día comenzó la era atómica. Para el recuerdo queda la frase de Robert Oppenheimer: «Ahora me he convertido en la muerte, destructora de mundos»:
La explosión liberó una energía equivalente a 20 kilotones de TNT, creó un cráter de 3 metros de profundidad y 330 metros de anchura, generó una onda de choque que pudo sentirse a una distancia de 160 kilómetros y una nube en forma de hongo de 12 kilómetros.
Trinity fue el fruto de 6 años de denodado esfuerzo por parte del gobierno estadounidense que, ante el temor de que la Alemania nazi estuviera desarrollando una bomba atómica, puso en marcha en 1939 un pequeño programa de investigación que rápidamente, conforme se fueron sucediendo los avances en materia nuclear, se convirtió en prioritario para la administración Roosevelt y adquirió proporciones colosales, llegando a emplear a más de 130.000 personas y suponiendo un coste para las arcas públicas de 2.000 millones de dólares de la época: el Proyecto Manhattan.
Tras el ‘éxito’ de la prueba, el 6 de agosto, sólo 3 semanas más tarde, los militares Paul Tibbets, Robert Lewis, Thomas Ferebee, Theodore Van Kirk, William Parsons, Jacob Beser, Morris Jeppson, George Caron, Wyatt Duzenberry, Joe Stiborik, Robert Shumard y Richard Nelson, a bordo del bombardero Enola Gay, lanzaron la bomba atómica sobre Hiroshima.
De acuerdo a las estimaciones que se manejan actualmente, se calcula que entre 70.000 y 80.000 personas murieron instantáneamente, mientras que 70.000 más resultaron heridas de diversa consideración. En los años posteriores, otras 100.000 perecieron a causa de las quemaduras o por la radiación a la que se vieron sometidas.
La mañana del 9 de agosto, otra bomba atómica lanzada sobre Nagasaki convirtió la ciudad en un infierno en el que se alcanzaron temperaturas de casi 4.000 grados Celsius y generó vientos de más de 1.000 Km/h, acabando instantáneamente con la vida de entre 40.000 y 75.000 personas, a las que hay que sumar otras 80.000 que fenecieron en los meses siguientes.
Desde entonces, Estados Unidos, la Unión Soviética, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán y Corea del Norte han detonado más de 2.400 armas nucleares en el planeta, ya sea en la atmósfera, bajo tierra o bajo el agua. En este mapa tenéis señaladas las explosiones que se han producido hasta la fecha:
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Algunas de ellas han sido tan espeluznantes como la Tsar Bomba, una bomba de hidrógeno de 3 fases que la URSS lanzó el 30 de octubre de 1961 desde un Tupolev Tu-95 modificado sobre la zona de pruebas militares de Nueva Zembla y que liberó una energía de 50 megatones, generó un hongo de 64 Km de altura y fue visible en un radio de 1.000 Km a la redonda.