China es la fábrica del mundo, en eso estaremos todos de acuerdo, pero también es el reino de la piratería, un país en el que es posible encontrar copias de casi cualquier producto desarrollado en occidente ante la aquiescencia de las autoridades de turno, que no hacen nada para acabar con estas prácticas.
Casi todas las compañías más o menos importantes, empezando por las automovilísticas, están sufriendo en sus propias carnes la piratería procedente de China, que hace mermar sus ingresos y en ocasiones puede llegar a perjudicar su imagen de marca.
El (pen)último gadget que han copiado descaradamente es el iPhone de Apple, que ya se puede encontrar en los mercados chinos a un precio, ni que decir tiene, muy inferior al que tendrá el móvil de la manzana cuando se ponga a la venta.