Las pérdidas millonarias que un año más han traído consigo las malas ventas cosechadas por su división de TV han llevado a Toshiba a tomar la decisión de despedir a 3.000 de los 6.000 trabajadores que conformaban hasta ahora esta división.
En un intento por cuadrar las cuentas y reducir los costes, la empresa japonesa ha dado a conocer además que a finales del año fiscal cerrará dos de sus fábricas de manera temporal y subcontratará el 70% de la producción a terceras empresas.
La dirección de la multinacional japonesa considera que estas medidas, sumadas a un mayor enfoque hacia los mercados emergentes y los televisores con tecnología 4K de ultra alta definición, les permitirán remontar el vuelo y dejar atrás los números rojos durante la segunda mitad del año que viene.