El año pasado, Yahoo colaboró con la dictadura china y facilitó la información que le solicitaron sus dirigentes para localizar y enviar a prisión a Shi Tao, un activista en pro de las libertades que cometió el terrible pecado de reenviar un correo gubernamental a la prensa extranjera en el que se ordenaba a los periodistas locales no informar sobre el decimoquinto aniversario de la matanza de la plaza de Tiananmen, lo que le ha costado una condena a 10 años de cárcel.
Este tipo de actuaciones son siempre repudiadas por la opinión pública y las organizaciones en favor de los derechos humanos, pero rara vez llegan a instancias oficiales dotadas de suficiente poder como para llamar a declarar a los máximos responsables de dichas multinacionales y amonestarles por su política colaboracionista con los regímenes totalitarios.
Pero en el caso que nos ocupa se ha producido una de esas raras excepciones y el Foreign Affairs Committee, una comisión que depende de la Cámara de Representantes estadounidense y que se ocupa de los problemas y conflictos que puedan surgir en las relaciones exteriores de EEUU y sus empresas con el resto del mundo, ha obligado a Jerry Yang, co-fundador y actual CEO de Yahoo, y a Michael Callahan, su principal asesor jurídico, a disculparse por haber colaborado activamente para poner entre rejas a un disidente político.
Es más, Tom Lantos, el presidente de esta comisión, no se ha mordido la lengua y ha dicho de ambos que «aunque tecnológica y financieramente sois unos gigantes, moralmente sois unos pigmeos». Esta dura afirmación se ha producido tras demostrarse que, a diferencia de lo que siempre habían argumentado Yang y Callahan, en Yahoo eran plenamente conscientes de que los datos que facilitaban al régimen chino iban a ser utilizados para enviar a prisión a Shi Tao.
Que Jerry Yang no haya tenido más remedio que disculparse por la barbaridad que cometió su empresa no devolverá la libertad a ningún activista político, eso es evidente, pero en todo caso no deja de tener su importancia que este tipo de actuaciones tengan repercusión en la opinión pública y perjudiquen la imagen y la cuenta de resultados de las compañías que colaboran con dictaduras sanguinarias.