Multinacionales de la electrónica de consumo como Samsung, LG, Sony o Motorola han lanzado en el transcurso del último año más de una decena de relojes y pulseras inteligentes confiando en que las ventas de este tipo de productos, conocidos popularmente como wearables, crecerían rápidamente hasta contarse por decenas de millones. Pero lo cierto es que no se han vendido ni por asomo las unidades que los más optimistas vaticinaban.
Tanto es así que el último informe que ha presentado Canalys indica que en el 2014 sólo se distribuyeron 720.000 dispositivos impulsados por Android Wear, la versión de Android desarrollada específicamente para este tipo de gadgets. El Moto 360 ha sido el smartwatch más popular basado en este sistema operativo, seguido a cierta distancia por el LG G Watch R.
Llama la atención que, al contrario de lo que sucede en el segmento de los smartphones, los relojes y bandas inteligentes más vendidos se caracterizan por no utilizar Android Wear. Muestra de ello es que el Pebble, que incorpora un sistema operativo propio basado en el kernel FreeRTOS, ha despachado más de un millón de unidades. Otro tanto ha sucedido con la Mi Band de Xiaomi, de la que se han vendido también más de un millón de unidades.
Pero aunque el recibimiento que los consumidores han dispensado en el 2014 a los wearables no ha sido el esperado, las previsiones para este 2015 son muy optimistas. El motivo es que a principios de abril se comercializará el Apple Watch y en la industria se da por descontado que alcanzará ventas muy superiores a las del resto de modelos que han aparecido hasta la fecha.