Una cámara anecoica es una sala diseñada para absorber el sonido que incide sobre sus paredes de tal manera que desaparezcan los efectos del eco y de la reverberación acústica. Ello se consigue recubriendo su superficie con cuñas en forma de pirámides fabricadas con materiales que absorben el sonido y dispersan el que no consiguen atraer.
Las hay de dimensiones muy contenidas, apenas más grandes que un microondas doméstico; otras, en cambio, son enormes y pueden llegar a igualar en tamaño a los hangares para los aviones. Todas tienen en común, eso sí, que están completamente aisladas de cualquier tipo de fuente de ruido procedente del exterior.
Algunas de estas salas, como la que han construido los Laboratorios Orfield en Minneápolis, son capaces de absorber hasta el 99,99% del sonido. Con tales características, podría pensarse que nos encontramos ante lugar idóneo al que escapar, aunque sólo sea por unas horas, del bullicio diario que acompaña nuestras vidas en las grandes ciudades en busca de un remanso de paz. No es así.
El silencio tan extremo que se consigue en este tipo de instalaciones provoca que cuando una persona entra pueda escuchar sus propios órganos internos: el látido de su corazón, el gorgoteo de su estómago y, por supuesto, su propia respiración.
Quienes han tenido la oportunidad de estar unos minutos en su interior con las luces apagadas confiesan haber vivido una experiencia que podría calificarse de alucinógena y de haberse sentido completamente desorientados, hasta el punto de verse incapaces de permanecer en pie sin tambalearse de un lado a otro.
De hecho, el periodo más largo que una persona ha sido capaz de permanecer aislada en la sala de los Laboratorios Orfield ha sido de sólo 45 minutos. Y siempre sentada en una silla colocada en el centro de la habitación para evitar caer al suelo fruto del aturdimiento que para los sentidos supone no escuchar nada más que el ruido apenas perceptible de su propio cuerpo. Y es que como relata Steven Orfield, el fundador y presidente de esta empresa, en una cámara anecoica, tú eres el sonido.