Las operadoras de Internet dedican cada vez más dinero a publicitarse en prensa, radio y televisión, hasta el punto de que es difícil no encontrarse a diario con varios de sus anuncios, ya sea en un medio de comunicación u otro. Unos spots en los que, todo sea dicho, se ofrecen velocidades de conexión y precios mucho más atractivos de los que en realidad pueden ofertar y en los que se busca atraer a más y más clientes sin importar cómo. Una vergüenza vamos.
Así pues, hace un ratito me ha agradado comprobar que el secretario de estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, Francisco Ros, ha manifestado que está en contra de la publicidad engañosa con que nos obsequian día sí y día también las operadoras de Internet.
Pero poco me ha durado la alegría cuando tras leer sus declaraciones he llegado al punto clave: ¿qué es lo que tiene pensado hacer este señor para poner remedio a la situación actual? La respuesta es tan clara como rotunda: NADA. Mi gozo en un pozo.
Ros afirma que la Administración no tiene la obligación de intervenir para fijar unas reglas de juego que deban seguir las telecos, sino que en todo caso deberán ser los tribunales los que frenen sus abusos después que los ciudadanos presenten las pertinentes denuncias y se dejen en el intento tiempo y dinero.
Hacía que tiempo Ros no salía en los medios de comunicación, y tras leer lo que ha manifestado me da la sensación que quizá hubiera sido preferible una ausencia más prolongada.