El pasado 25 de junio, el telescopio espacial James Webb dejó por un momento de examinar el espacio profundo en busca de galaxias, nebulosas y estrellas que se hallan a miles o incluso a millones de años luz de nosotros y fijó su atención en un planeta del Sistema Solar: Saturno.
Con la ayuda de la cámara NIRCam, uno de los instrumentos que equipa, tomó imágenes en el infrarrojo cercano de Saturno, sus anillos y algunas de sus satélites naturales. Una de esas instantáneas es la que encabeza este artículo.
El planeta aparece en tonos oscuros debido a que el gas metano absorbe la mayor parte de la luz que incide sobre su superficie en las longitudes de onda propias de la radiación infrarroja. En cambio, la ausencia de ese elemento en los anillos hace que estos tengan un aspecto brillante, lo que otorga al conjunto un aspecto inusual, muy alejado de las imágenes que estamos acostumbrados a ver de Saturno.
En la fotografía se aprecian claramente las divisiones del sistema de anillos de Saturno. Destacan especialmente por su tamaño los anillos A, el B y el C, que conforman su cuerpo principal, mientras que el anillo F aparece en tonos más tenues y resulta más difícil de distinguir.
Mencionar para acabar que, en la parte izquierda, se aprecian además tres de las lunas que orbitan Saturno. La que está más arriba es Dione, a continuación vemos a Encélado y, finalmente, la que aparece más abajo es Tetis.