En un acto que ha concitado una expectación mediática como pocas veces se habían visto en el Mobile World Congress, Samsung ha presentado de manera oficial el que para una parte significativa de los aficionados a las nuevas tecnologías y los gadgets en particular era el smartphone más esperado del año: el Galaxy S5.
Tal y como se puede observar en las fotografías que acompañan este artículo, presenta un diseño continuista que adopta las líneas maestras ya vistas en el Samsug Galaxy S4 hasta tal punto que, vistos por la parte frontal, cuesta distinguir a un modelo del otro.
Es en la cubierta trasera donde las cosas cambian, puesto que la compañía surcoreana ha sustituido la tapa de plástico con un acabado resplandeciente que hacía las veces de cubierta para la batería en el S4 por otra que contiene un patrón de puntos que le otorga un aspecto de malla perforada y que resulta, en mi humilde opinión, más refinada.
Eso por lo que hace referencia a los aspectos puramente estilísticos. Si nos fijamos en sus características técnicas, vemos como el Samsung Galaxy S5 incorpora una pantalla Super AMOLED de 5,1 pulgadas con una resolución de 1920 x 1080 píxeles y una densidad de píxeles de 432 ppp.
Bajo la misma se esconde un SoC Qualcomm Snapdragon 801 que incluye una CPU Krait 400 de 4 núcleos a 2,5 GHz y un chip gráfico Adreno 330. Para la ocasión, Samsung ha optado por equipar al conjunto con 2 GB de RAM y con 16 GB de capacidad de almacenamiento que se pueden ampliar utilizando tarjetas microSD, microSDHC y/o microSDXC.
La cámara incorpora una óptica de 16 megapíxeles con flash LED y software de estabilización de imagen. La apertura del diafragma en el objetivo es de f2,2 y el sensor de imagen es de 1/2,5». Así mismo, y al igual que la mayoría de modelos de gama alta que se están presentando últimamente, el Samsung Galaxy S5 apuesta por el 4K y permite grabar vídeos a 30 fotogramas por segundo con una resolución máxima de 3840 x 2160 píxeles.
Siguiendo el camino marcado por Apple con el iPhone 5S, el botón de Home del Samsung Galaxy S5 incorpora un lector de huellas dactilares integrado que permite desbloquear el smartphone y también validar compras en tiendas online compatibles con servicios de pago como PayPal.
También dispone de un sensor colocado justo debajo de la cámara que mide el ritmo cardíaco. Para entrar en funcionamiento, sólo es necesario colocar un dedo sobre el mismo y esperar entre 5 y 10 segundos para que tome medidas precisas. Los datos que suministra se pueden sincronizar con la aplicación S Health que viene de serie con el Samsung Galaxy S5 y que permite llevar un seguimiento de la actividad física que se realiza en el día a día.
Otra novedad interesante que lo diferencia de las anteriores generaciones de la familia Galaxy S es que cuenta con una certificación IP67, lo que asegura que ofrece un grado de protección adecuado contra el polvo y el agua. De hecho, Samsung afirma que se puede sumergir hasta 1 metro de profundidad durante un periodo de 30 minutos sin que sufra daño alguno.
Bajo la cubierta trasera, el Samsung Galaxy S5 dispone de una batería de 2.800 mAh, ligeramente superior a los 2.600 mAh del Galaxy S4. El fabricante surcoreano afirma que suministra suficiente energía como para 21 horas de conversación y 390 horas (más de 16 días) en modo de espera.
Por lo demás, el nuevo buque insignia de Samsung tiene unas dimensiones de 142 x 72,5 x 8,1 milímetros y pesa 145 gramos. Dada su enorme popularidad, la multinacional asiática ha preparado un lanzamiento global a escala internacional para el 11 de abril. A partir de esa fecha se podrá adquirir en la mayoría de mercados a un precio todavía por concretar pero que con casi total seguridad se situará en torno a los 699 euros que ha venido costando el Galaxy S4.