El 19 de enero 2012 no es una fecha cualquiera en la historia reciente de Internet. Ese día, el Departamento de Justicia de Estados Unidos confiscó los dominios ligados a Megaupload, cerró sus webs asociadas y ordenó el arresto de sus propietarios, a quienes se acusó de infringir de manera sistemática los derechos de autor de estudios de cine, discográficas y editoriales.
Megaupload era por aquel entonces el servicio de descargas más popular del mundo y una de las páginas con más tráfico de la Red. Millones de internautas utilizaban sus servidores a diario para descargarse todo tipo de contenidos multimedia como películas, series, música, programas informáticos o libros.
Era la época dorada de este tipo de webs. Rapidshare, Fileserve, Hotfile o Wupload tenían tanto éxito que consiguieron algo que ni siquiera las grandes corporaciones del entretenimiento, con sus ejércitos de abogados y miles de demandas presentadas contra internautas, habían logrado: hacer disminuir el tráfico mundial ligado a las descargas de torrents.
Pero el cierre cierre forzado de Megaupload truncó la fulgurante carrera hacia el estrellato de todas ellas. En los días y semanas posteriores, la práctica totalidad de estos servicios anunciaron un endurecimiento en sus políticas de uso, restringieron el tipo de archivos que se podían subir a sus servidores e impidieron que la gente se bajase archivos sujetos a derechos de autor.
Unas maniobras con las que trataron de no seguir el mismo camino judicial que los responsables de Megaupload pero que, eso sí, tuvieron una consecuencia inmediata: en cuestión de unos meses, sus millonarias audiencias se desvanecieron y la mayoría de sus visitantes volvieron a descargarse torrents.
Parece que haya pasado una eternidad desde entonces, pero apenas han transcurrido tres años. Un periodo que se ha hecho largo y tedioso para algunos de los servicios que han seguido en pie. Es el caso de Rapidshare, que ante el declive continuado de tráfico y de ingresos derivado de las medidas antipiratería que implementó, ha anunciado que el próximo 31 de marzo cerrará sus puertas:
Es una noticia que difícilmente sorprende. Hace poco más de un año la empresa de origen suizo se vio obligada a despedir al 75% de sus trabajadores debido al pronunciado descenso de su facturación. Si el cierre de Megaupload marcó el principio del fin de los servidores de descarga, el de Rapidshare supone su adiós definitivo.