Cuando Doom apareció a finales del año 1993, su motor gráfico fue considerado unánimamente como revolucionario por la forma tan realista con la que conseguía representar un entorno tridimensional, la capacidad que tenía para añadir texturas a las superficies que aparecían en pantalla, la paleta de colores que utilizaba o los efectos de luz que podía mostrar. A su lado, el resto de engines de la época parecían muy poquita cosa.
Pero los gráficos que hace 18 años nos parecían maravillosos, insuperables, portentosos, soberbios y cuantos adjetivos se os ocurran, palidecen cuando los comparamos con los que exhiben la multitud de videojuegos de menos de 1 euro que tenemos a nuestra disposición en las tiendas online de los teléfonos móviles actuales. Y es que la tecnología avanza que es una barbaridad.
Tanto es así que un desarrollador de la comunidad online Omnimaga ha portado Doom a una humilde calculadora. Sí, habéis leído bien. Concretamente, a la TI-Nspire de Texas Instruments. Los gráficos son en blanco y negro, los menús no están todavía disponibles y no se puede escoger dificultad. Por lo demás, el port es prácticamente perfecto:
Si alguien me hubiera dicho a mediados de los ’90 que unos años después Doom se iba a poder jugar en una calculadora, lo habría tachado de loco