Antes de nada, una aclaración: el vídeo que tenéis sobre estas líneas está en inglés y no contiene subtítulos, lo implica que una parte de los lectores del blog no vais a tener la oportunidad de visionarlo y de disfrutar de sus contenidos. Por ello, lo primero que creo que debo hacer es diculparme por anticipado ante quienes os encontréis en esa situación.
Llevo toda la tarde buscando una versión del mismo traducida o subtitulada al español, pero desafortunadamente no la he hallado. Le he dado muchas vueltas acerca de si debía publicar esta entrada y, en ciertos momentos, he tenido la tentación de no hacerlo pero creo que aun a pesar de los condicionantes y limitaciones que lleva asociados merece la pena darle la visibilidad que merece.
El vídeo, de una hora de duración, recoge íntegramente la clase magistral que el astrofísico y profesor emérito del MIT Walter Lewin impartió el 16 de mayo del 2011 en la prestigosa universidad estadounidense ante una sala llena a rebosar de estudiantes con motivo de la publicación de su libro Por amor a la fisica: Del final del arco iris a la frontera del tiempo – Un viaje a traves de las maravillas de la fisica.
Si le dáis al play comprobaréis enseguida el porqué he colgado esta grabación. Lewin es cualquier cosa menos un profesor prototípico de física. Su pasión por la física y el showman que lleva dentro consiguen que una asignatura que para la mayoría de estudiantes es dura, complicada y de difícil comprensión se convierta en una experiencia única y, siempre que la ocasión lo permite, incluso entretenida.
En el transcurso de la clase explica de una manera jovial pese a sus 75 años y nada convencional principios básicos de la física como la ley de la conservación de la energía y demuestra empíricamente cómo el periodo de oscilación de un péndulo es independiente de la amplitud y que la masa no influye en su movimiento.
Si tenéis ciertos conocimientos de inglés y un poquito de tiempo libre, haced clic en el vídeo y disfrutad de las lecciones de un profesor que con su manera de explicar consigue algo en principio casi imposible: que la física sea divertida.