Cuesta de creer, pero resulta que una parte del código fuente de Twitter ha estado en GitHub, a disposición de cualquiera que haya querido echarle una ojeada, durante meses sin que nadie se haya dado cuenta de la barbaridad que ello suponía.
La noticia ha saltado después de que Twitter haya requerido a esta plataforma colaborativa para el desarrollo de software que elimine el repositorio. Horas después, ha solicitado a un tribunal que ordene a GitHub identificar tanto a la persona que subió el contenido en cuestión como a aquellas que hayan podido descargarlo.
De acuerdo a información que se ha dado a conocer, se sospecha que la filtración podría tener su origen en alguno de los extrabajadores de Twitter que se vieron obligados a abandonar la compañía a finales del año pasado, cuando Elon Musk, tras hacerse con el control de las acciones, llevó a cabo despidos masivos que afectaron al 75% de la plantilla.
El hecho de que el código fuente haya estado disponible durante tanto tiempo aumenta las opciones de que expertos en la materia hayan aprovechado la oportunidad para estudiar cómo funciona el servicio. Una circunstancia preocupante, puesto que no es descartable que hayan descubierto potenciales fallos de seguridad que podrían aprovechar en el futuro para implementar ataques con los que conseguir datos personales de sus usuarios o, incluso, con los que tumbar el servicio.
No es la primera vez que Twitter debe afrontar una vulnerabilidad seria de manera reciente. A principios de año, sin ir más lejos, unos hackers filtraron los nombres y correos electrónicos de más de 200 millones de sus usuarios y, posteriormente, trataron de vender información confidencial de los mismos al mejor postor.
Este nuevo problema llega unas horas después de que se haya hecho público un mail que Elon Musk envió a sus trabajadores para informarles de que recibirían acciones de la compañía basadas en una valoración de 20.000 millones de dólares.
El también dueño de Tesla y SpaceX pagó 44.000 millones de dólares por Twitter en octubre, lo que implica que, en apenas seis meses, el valor de la misma ha caído a menos de la mitad. El dinero no es ni será nunca un problema para la que está considerada como la persona más rica del mundo, pero eso no quita que, esta compra se esté convirtiendo en un negocio ruinoso.
FOTOGRAFÍA: ROMAN SYNKEVYCH