A finales del 2004, un grupo de diseñadores y programadores crearon The Open Graphics Project, una plataforma que pretendía hacer realidad una idea que por aquel entonces parecía sólo una quimera: trasladar la filosofía del software libre al mundo de las tarjetas gráficas y crear un modelo cuyas especificaciones fueran abiertas tanto a nivel de hardware como de programación.
Han pasado casi 4 años desde entonces, pero el trabajo ha merecido la pena: la tarjeta está acabada y ya se han comenzado a aceptar las primeras reservas. La OGD1, que es como se llama, está impulsada por una FPGA Xilinx Spartan-3 XC3S4000, incluye 256 MB de DDR400, 2 conectores DVI, salida S-Video y un conector PCI-X de 64 bits.
¿Su precio? Nada más y nada menos que 1.500 dólares. Una cantidad que la convierte en un producto prohibitivo para el común de los mortales. Así pues, todos los interesados en hacernos con una deberemos esperar una temporadita hasta que se sitúe en unas cifras más acordes con la economía de una persona normal.
Por cierto: a pesar de su desmesurado precio ya se han agotado todas las unidades disponibles. Hay gente con mucho, mucho dinero.