Cuando hablamos de inteligencia artificial, las empresas que nos suelen venir a la cabeza son OpenAI, Microsoft o Google. Pero, si alguien se está beneficiando económicamente del boom de la IA, ésta es, sin lugar a dudas, Nvidia.
En el año y medio que ha transcurrido desde que OpenAI revolucionase para siempre el panorama tecnológico global con la presentación de ChatGPT, el valor en bolsa de Nvidia se ha multiplicado por seis. Un crecimiento espectacular que la ha llevado a ser una de las diez compañías con mayor capitalización bursátil del mundo.
Su trayectoria está siendo tan fulgurante que, en la jornada de ayer, superó durante unos minutos el valor en bolsa de un gigante como Amazon y, si se cumplen los pronósticos, durante el día de hoy la dejará atrás de manera definitiva. Por delante, sólo le van a quedar Microsoft, que es la primera compañía en capitalización de mercado del mundo, Apple, que ocupa la segunda plaza, Saudi Aramco, que es tercera, y Alphabet (Google), que es la cuarta.
Microsoft y Apple viven en mundos apartes y son inalcanzables, pero las distancias que la separan de la petrolera Aramco y de Google son de apenas unos puntos porcentuales, por lo que no sería de extrañar que, en unas semanas, pudiera rebasarlas también dependiendo de la evolución que tengan unas y otras.
La explosión de Nvidia en bolsa se debe a sus tarjetas gráficas profesionales. Son, con diferencia, las más avanzadas que existen para el procesamiento de los miles de millones de parámetros que requieren las aplicaciones de inteligencia artificial, y se venden por precios que fluctúan entre los 10.000 y los 40.000 euros en función del modelo y las prestaciones que ofrezcan.
A pesar de sus costes tan elevados, la demanda está por las nubes. Tanto es así, que se estima que Microsoft y Meta, por ejemplo, adquirieron más de 100.000 unidades el año pasado, mientras que Google, Amazon, Oracle o Tencent encargaron una cifra cercana a las 50.000.
La apetencia es tan grande que Nvidia está priorizando su fabricación a la de las tarjetas para videojuegos, que históricamente habían sido su principal fuente de ingresos y el motivo por el que era conocida. Y aún así, la lista de espera para hacerse con ésta supera las 30 semanas. Lo dicho, una locura en toda regla.