El Apple Watch fue, sin ningún género de dudas, el producto que más interés suscitó de cuantos presentó ayer la compañía de la manzana en el Yerba Buena Center de San Francisco. De hecho, su aparición en escena ensombreció el lanzamiento de un dispositivo que en otras circunstancias habría concentrado la atención de público y medios de comunicación: me refiero al nuevo MacBook.
Incorpora una pantalla retroiluminada por LED de 12 pulgadas con tecnología IPS y una resolución de 2.304 x 1.440 píxeles, lo que le otorga una densidad de 226 píxeles por pulgada. Dispone asimismo de un procesador Intel Core M de doble núcleo que, en función del precio que se esté dispuesto a pagar, funciona a 1,1 ó 1,2 GHz y que cuenta con 4 MB de caché de nivel 3 compartida.
El MacBook viene de serie con 8 GB de memoria RAM LPDDR3 integrada a 1.600 MHz, opciones de 256 GB ó 512 GB de almacenamiento flash, una tarjeta gráfica Intel HD Graphics 5300, el sistema operativo OS X Yosemite, soporte para Wi-Fi, Bluetooth 4.0, un puerto USB-C (remarco: sólo uno), cámara FaceTime a 480p, teclado retroiluminado de 79 teclas y el aclamado Trackpad Force Touch.
Bajo la finísima cubierta del MacBook encontramos una batería integrada de polímeros de litio de 39,7 vatios/hora que, según Apple, otorga una autonomía de hasta 9 horas de navegación web inalámbrica y de hasta 10 horas si se reproducen películas.
Tal y como se puede percibir en las imágenes, se trata de un portátil extremadamente fino y compacto. Sus dimensiones exactas son de 1,31 centímetros de grosor, 28,05 centímetros de ancho y 19,65 centímetros de fondo. El peso, mientras tanto, se sitúa en sólo 0,92 kilogramos.
Disponible en colores plata, oro y gris espacial, el nuevo MacBook se va a poner a la venta a partir del 10 de abril a un precio que partirá desde los 1.299 euros para el modelo base con 256 GB de almacenamiento flash y que llegará hasta los 1.599 euros para la configuración con 512 GB y el procesador de 1,2 GHz.