Desde que a principios del 2011 Nokia anunció que había llegado a un acuerdo con Microsoft para utilizar Windows Phone en los nuevos smartphones que sacara a partir de ese momento al mercado, Symbian ha ido perdiendo protagonismo a marchas forzadas hasta el punto de que el fabricante finlandés ha recurrido al mismo en contadas ocasiones y lo ha hecho básicamente para impulsar terminales de gama media y baja en mercados como China en los que este sistema operativo, a pesar de sus deficiencias, aún tiene una presencia relevante.
La falta de competitividad de Symbian respecto a alternativas como iOS, Android, BlackBerry OS o el propio WP era evidente desde hacía años y Stephen Elop, tras acceder al cargo de CEO de Nokia y comprobar el descenso en picado en las ventas de sus teléfonos inteligentes en Estados Unidos, el mercado más importante del mundo, no ha tenido compasión del mismo.
De ahí que en enero de este mismo año Nokia ya emitiera un comunicado informando que no iba a lanzar ningún nuevo modelo que hiciera uso de este sistema operativo. Así pues, no debe sorprender lo más mínimo que hace unas horas la multinacional nórdica le haya dado la puntilla definitiva tras indicar que a lo largo de este verano dejará de vender definitivamente móviles con Symbian.
Durante más de 10 años, Symbian ha sido su sistema operativo de referencia, el que ha propulsado terminales hoy míticos como el Nokia 9210, el Nokia 9300i, el Nokia N8, el Nokia 5800 XpressMusic o el N95. Este anuncio supone, qué duda cabe, el punto y final a una época dorada para el fabricante finlandés, la mejor de su historia, aquella en la que se ha convertido en una marca reconocida a nivel mundial y que la ha llevado a codearse, y en muchos casos a superar, a las más grandes empresas del sector. A partir de ahora el futuro de Nokia pasa a estar ligado para bien y para mal al de Windows Phone y, por ende, al de Microsoft. Veremos lo que sucede en el futuro.