El 30 de junio Microsoft dejará de vender DVDs de Windows XP en las grandes superficies y los centros especializados en informática. ¿Quiero eso decir que a partir de ese día ya no será posible adquirir una licencia de este sistema operativo? No exactamente.
Aunque inicialmente la idea de la multinacional norteamericana era esa, las demandas de los fabricantes de portátiles, de los propios usuarios y la sombra de la amenaza de GNU/Linux les han hecho recapacitar y ya el pasado mes de abril anunciaron que seguirían vendiendo copias a empresas como Acer, Dell, HP y Lenovo para que las incluyeran en sus portátiles de bajo coste.
Ahora, aprovechando el Compitex, un evento que se está celebrando esta semana en Taiwan, Microsoft ha hecho oficial que también ha llegado a un acuerdo con los fabricantes de los ya famosos ultraportátiles baratos, con Asus y su EEE a la cabeza, para que puedan utilizar Windows XP en sus equipos.
Este tipo de portátiles se están vendiendo como churros, y más que se van a vender en los próximos años. Su bajo precio, peso y tamaño juegan a su favor en un mundo en el que cada vez se valoran más estos aspectos. Hubiera sido un suicidio negarse a vender licencias a los fabricantes y «obligarles» a instalar distribuciones de GNU/Linux. Microsoft, finalmente, lo ha comprendido.