La partida de Steve Ballmer tras más de una década al frente de Microsoft, el posterior nombramiento de Satya Nadella como nuevo CEO y y la apuesta sin fisuras de este último por los servicios de computación en la nube y la tecnología móvil han traído nuevos aires a la multinacional estadounidense.
Esta nueva etapa se ha visto reforzada por los excelentes resultados económicos que la compañía ha obtenido a lo largo de este año, con unos beneficios netos que sólo en el tercer trimestre del 2014 se han elevado hasta los 4.500 millones de dólares. Ello ha tenido su reflejo en bolsa, donde las acciones de Microsoft están experimentando un crecimiento que no se recordaba desde hacía más de una década.
Tanto es así que desde abril del 2013 su capitalización bursátil ha ascendido casi un 70% y ha alcanzado los 408.680 millones de dólares. Una cifra que ha permitido a Microsoft rebasar a Exxon Mobil, la mayor petrolera del mundo, y convertirse en la segunda compañía más valorada en bolsa de la actualidad. Por delante sólo tiene a Apple, que tiene una capitalización de 669.650 millones de dólares.
Las acciones de Microsoft no se intercambiaban a valores tan elevados desde principios de los 2000, cuando dominaba a placer el sector de las nuevas tecnologías antes de que la telefonía móvil irrumpiese en nuestras vidas y las cambiase para siempre.
Las perspectivas no podrían ser mejores para Microsoft, que el año que viene lanzará el esperado Windows 10, que promete mejorar la experiencia de uso de Windows 8, traer de vuelta el menú de inicio similar al de Windows 7 y convertirse en una plataforma unificada que permita a los desarrolladores crear aplicaciones que funcionen tanto en Windows, Windows Phone y Xbox One.