La filtración sin precedentes de miles de documentos internos de Xbox que se produjo ayer sacó a la luz pública información confidencial acerca de la estrategia de Microsoft para intentar comprar Nintendo, los planes para lanzar nuevas versiones de la Xbox Series X/S en 2024, la confirmación de que The Elder Scrolls VI no se publicará en la PlayStation 5 e, incluso, las estimaciones de cuánto ofrece a los estudios para publicar sus juegos en Game Pass.
La información procede de los documentos que Microsoft presentó durante el juicio que le enfrentó hace unos meses a la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, que pretendía bloquear la compra de Activision Blizzard. La cuestión que muchos nos preguntamos inmediatamente fue: ¿cómo acabaron esos documentos a Internet? ¿quiénes fueron los responsables de la filtración? ¿fue acaso alguien del juzgado quien lo hizo?
Pues bien, resulta que la culpable es la propia Microsoft, que facilitó a la corte de justicia un enlace con las pruebas argumentales que había aportado durante la causa para que ésta las pusiera al alcance del gran público como establece la ley.
Se suponía que esos informes iban a estar convenientemente editados para que no desvelasen detalles confidenciales al gran público, pero alguien en Microsoft subió los archivos equivocados. Es más, no sólo hizo eso, sino que además incluyó informes que no se habían utilizado durante el juicio y que, como se ha podido comprobar, incluyen datos secretos con los planes de futuro de la división de Xbox.
Una metedura de pata en toda regla que nos ha permitido descubrir detalles poco conocidos acerca de cómo funciona la industria de los videojuegos, las cantidades enormes de dinero que se mueven e incluso las reacciones de sus dirigentes cuando descubren las novedades que preparan sus rivales.
FOTOGRAFÍA: MICHAEL MARAIS