Microsoft ha hecho saltar la banca con una operación de un calado probablemente nunca antes visto en el mundo de los videojuegos. Y es que el gigante estadounidense ha cerrado la mayor adquisición que se haya producido jamás en este sector después de que hace sólo unos minutos haya anunciado la compra de Activision Blizzard por un montante de 69.000 millones de dólares.
Fruto de esta adquisición, franquicias multimillonarias como Call of Duty, World of Warcraft, StarCraft, Diablo, Crash Bandicoot, Overwatch, Guitar Hero, Tony Hawk, Spyro, Hearthstone, Heroes of the Storm o Candy Crush pasan a ser propiedad de Microsoft.
En cuanto se complete la operación, todas ellas pasarán a estar disponibles de manera exclusiva en Game Pass, el servicio de suscripción para Xbox, PC, iOS y Android que permite acceder a cientos de juegos por una cuota mensual y que ya cuenta con más de 25 millones de suscriptores a nivel mundial. Dicho de otra manera: los días en los que los propietarios de una PlayStation podían jugar a las nuevas entregas de Call of Duty están contados.
Cabe la posibilidad de que, antes de que se cerrase esta compra, Activision y Sony hubiesen alcanzado un acuerdo para que la entrega de este año de CoD también llegase a la PS4 y la PS5. Cuando Microsoft compró Bethesda el año pasado, nos encontramos con una situación similar que provocó que, por ejemplo, Deathloop fuese lanzado hace unos meses para la PlayStation 5 y no para la Xbox Series S/X. En caso de repetirse un escenario parecido, veríamos un nuevo Call of Duty en consolas PlayStation a finales del presente ejercicio. En cualquier caso, probablemente sería el último. Lo mismo puede decirse del resto de títulos que Activision Blizzard está desarrollando actualmente.
Las repercusiones que esta mastodóntica operación tendrá en el sector de los videojuegos, y más concretamente en la batalla que mantienen Sony y Microsoft por hacerse con la hegemonía en el espacio que deja libre Nintendo, están todavía por ver, pero es evidente que nos encontramos ante una situación que por primera vez puede considerarse como competitiva.
Y es que, además de los títulos de Activision Blizzard mencionados unas líneas más arriba, Microsoft es la propietaria de franquicias como Halo, Forza Horizon, Minecraft, The Elder Scrolls, Fallout o Starfield. Ahora sí, podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que posee un catálogo de videojuegos exclusivos de un nivel similar o incluso superior al de Sony.
Así pues, ¿qué harán Sony o Nintendo después del anuncio de hoy? ¿Comprarán a alguna desarrolladora de videojuegos para plantar cara a la ofensiva de Microsoft? ¿Take Two, Electronic Arts, Square Enix, Capcom o Sega seguirán siendo compañías independientes cuando acabe el año? Hace sólo unas horas habría apostado a que sí, pero después de lo que acaba de suceder, no me atrevo a vaticinar los movimientos que se producirán en los próximos meses.