Microsoft acaba de anunciar que ha adquirido los derechos de Gears of War, una de las franquicias estrella de Xbox 360 y Xbox One. El acuerdo con Epic Games otorga a la multinacional estadounidense la propiedad tanto de los videojuegos lanzados en el pasado como de los que se creen de ahora en adelante, así como de los productos de mercadotecnia y cualquier servicio o plataforma de entretenimiento que se ponga en marcha en el futuro.
Una vez formalizada la compra, los nuevos títulos de esta saga pasarán a ser desarrollados por Black Tusk Studios, un estudio propiedad de Microsoft que tiene su sede en la población canadiense de Vancouver y a cuya plantilla se unirá a partir de este momento Rod Fergusson, que había sido el productor ejecutivo y director de producción de los 3 primeras entregas de Gears of War.
Fergusson había abandonado Epic Games en agosto del 2012 para unirse a las filas de Irrational Games y colaborar en el desarrollo de BioShock Infinite. Tras su lanzamiento se fue a 2K Games y ahora ha vuelto a Microsoft, la compañía para la que trabajó entre 1996 y 2006.
Los 3 episodios que se han publicado de Gears of War han vendido más de 22 millones de unidades y han generado unos ingresos de más de 1.000 millones de dólares. Unas cifras formidables que ponen de manifiesto el enorme negocio que gira en torno a este videojuego y la importancia trascendental que tiene para Microsoft.
Con este movimiento, la empresa de Redmond sigue la misma la estrategia que ya utilizó años atrás cuando compró a Bungie los derechos sobre la franquicia Halo y se aseguró de esta manera que dicha franquicia permaneciera para siempre como una exclusiva de Xbox.