Hace años que se sabe que las condiciones de microgravedad a que están expuestos los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional les provocan una pérdida de densidad ósea, pero nunca hasta ahora se había cuantificado hasta qué punto es pronunciada esa disminución.
Un estudio publicado esta semana en la prestigiosa revista científica Nature ha abordado precisamente esta problemática y las conclusiones que se extraen del mismo son muy claras. De acuerdo a sus autores, el efecto perjudicial de los vuelos espaciales sobre el tejido óseo es muy significativo. Las consecuencias son especialmente graves en aquellos astronautas que efectúan estancias prolongadas en la Estación Espacial Internacional.
Los investigadores que han elaborado este paper han contado con la colaboración de la NASA, que les ha permitido realizar un seguimiento de un año de duración a 17 astronautas, 14 de ellos hombres y 3 mujeres. Los datos que han recopilado muestran que quienes pasan más de tres meses en el espacio, en la mayor parte de los casos, no recuperan por completo su estructura ósea incluso un año después de volver a la Tierra.
La conclusión a la que llegan es que las misiones de larga duración causan un envejecimiento prematuro de los huesos que puede ser permanente, especialmente en los huesos de las extremidades inferiores que soportan nuestro peso. La pérdida de densidad ósea asociada con una estancia larga en el espacio, indican, es similar a la que experimenta una persona cuando envejece diez años en la Tierra.
El estudio recoge que un régimen de entrenamiento adecuado a bordo de la Estación Espacial limita las consecuencias negativas de la microgravedad y ayuda a que los astronautas tengan una recuperación más rápida una vez vuelven a la Tierra, pero no impide que haya una cierta pérdida ósea.
Las consecuencias de este y otros estudios que se publiquen sobre la materia son muy importantes, no sólo para los astronautas que tengan previsto ir a la Estación Espacial Internacional, sino también para todos aquellos que en los próximos años formarán parte de expediciones que llevarán al ser humano de vuelta a la Luna y, por primera vez, a Marte.