Tras la retirada de Toshiba y su HD-DVD, el Blu-Ray se ha quedado como el único soporte óptico de alta definición en el mercado, una circunstancia que ha impulsado a los fabricantes de ordenadores, ya sean portátiles o de sobremesa, a la busca y captura de unidades lectoras de este formato para añadir a sus equipos.
Es un reclamo para los consumidores, aporta valor añadido al producto final, lo hace más visible y lo dota de un aspecto más avanzado, más moderno. Poder ver una película en alta definición en nuestro equipo suena muy atractivo, para qué negarlo. Pero no es oro todo lo que reluce.
Esta tecnología presenta, a día de hoy, una serie de inconvenientes que deben ser tenidos en cuenta antes de lanzarse a la caza y captura de un ordenador que incorpore un lector Blu-Ray. El primero es el precio, todavía elevado al tratarse de un producto que lleva poco tiempo en el mercado. Pero igual o más importante es el desmesurado consumo de energía que presentan los reproductores actuales. En un mundillo en el que cada vez se venden más portátiles, es un problema muy grave.
Algunos analistas consultados por la revista Wired señalan que el proceso por el cual se decodifica la información presente en un disco Blu-Ray y se convierte en una película en alta definición reduce la duración de las baterías considerablemente. En algunos casos a poco más de una hora, una cifra que ni siquiera daría para ver un film de principio a fin.
No es el caso del XPS M1530 y el Inspiron 1420, dos portátiles de Dell que, según afirma Brian Zucker, directivo de esta compañía y de la Blu-Ray Disc Association, son capaces de reproducir hasta cuatro horas y media de películas en alta definición gracias a la ayuda de las tarjetas gráficas que incorporan.
¿A quién creer? Eso depende de cada cual. Lo que es indudable es que para ver un estreno en todo su esplendor, nada como un televisor HD. ¿O no?