Los sueldos que pagan las empresas tecnológicas estadounidenses, desde Apple a Microsoft, pasando por Google, Facebook, Amazon o Nvidia, son muy elevados. Dependiendo del cargo y experiencia, pueden superar ampliamente los 200.000 dólares anuales sin problemas.
Los salarios son incluso más elevados en las startups, que para atraer talento se ven forzadas a ofrecer compensaciones económicas mayores que las multinacionales ya que no pueden competir en otros aspectos como el de la estabilidad laboral.
OpenAI, la empresa que ha liderado en el último año la irrupción de la inteligencia artificial, es un claro ejemplo de ello. Los sueldos base de sus ingenieros van desde los 200.000 a los 450.000, unas cantidades a las que se deben sumar primas o compensaciones en forma de acciones, que elevan la cifra total que se embolsan muchos de ellos por encima de los 800.000 dólares anuales.
Las remuneraciones tan altas se deben a que hay pocos profesionales con experiencia en el campo de la inteligencia artificial, y la competencia es feroz entre las compañías tecnológicas por ficharlos. Ello está haciendo que se vean forzadas a ofrecerles emolumentos que hace sólo unos años habrían sido impensables.
De hecho, se estima que los profesionales relacionados con la IA generativa cobran, en promedio, un 12,5% más que sus homólogos que no se han especializado en este ámbito tecnológico.
Teniendo en cuenta las inversiones masivas que se están realizando en este terreno, nada hace indicar que los sueldos de estos expertos en inteligencia artificial vayan a bajar a corto o medio plazo. Al contrario: parece que la demanda por este tipo de perfiles va a continuar aumentando en los próximos años al tiempo que lo hace también la implantación de la IA en nuestras vidas.