Incluso Apple, una empresa que a menudo parece inmune a las turbulencias que afectan a la mayoría de sus competidores, se está viendo perjudicada por la desaceleración económica que ya se deja notar en amplias regiones del planeta y por las afectaciones que la pandemia está causando en las cadenas de producción y suministro mundiales.
La incierta situación económica, con una inflación disparada y la consecuente disminución del poder adquisitivo de las familias ha tenido consecuencias en el balance económico del último trimestre que ha presentado Apple esta semana, en el que ha obtenido unos ingresos brutos de 83.000 millones de dólares. Los beneficios han alcanzado los 19,4 millones de dólares, lo que supone un descenso del 11% respecto a los que obtuvo en el mismo periodo del año anterior.
El aspecto más positivo de la cuenta de resultados ha sido el iPhone, la joya de la corona de Apple, que ha generado unos ingresos de más de 40.000 millones de dólares, un 2% más en relación a doce meses atrás. También le han ido muy bien las cosas a la división de servicios, que ha experimentado un crecimiento del 12%, impulsada por los 860 millones de suscriptores a Apple Music, Apple TV+, Apple Arcade, Apple News y iCloud con los que cuenta ya la compañía californiana.
En el otro lado de la balanza se sitúan los ordenadores MacBook y iMac, que han generado ingresos sensiblemente inferiores a los del ejercicio anterior, y los iPads, que han registrado resultados ligeramente por debajo de los que cosecharon en 2021. El departamento de Wearables que engloba el Apple Watch y la línea de accesorios para los productos de Apple también ha caído de un año a otro.
Tal y como se puede apreciar en la imagen superior, el iPhone ha representado el 49% de los ingresos de Apple en los tres últimos meses, mientras que la división de servicios ya supone un 23,6%, la de Wearables un 9,7%, los ordenadores Mac un 8,9% y, finalmente, la línea de iPads el 8,7% restante.