La escasez de chips que se produjo a escala global entre 2020 y 2022 provocó que multitud de empresas vieran cómo no podían conseguir los componentes electrónicos que necesitaban para fabricar sus productos. Esta problemática afectó a todo tipo de sectores, desde el automovilístico hasta el informático y, por supuesto, también causó estragos en el de los videojuegos.
Sony y Microsoft, que lanzaron la PlayStation 5 y la Xbox Series X/S a finales de 2020, justo en medio de esta crisis, se encontraron con que durante casi dos años no pudieron producir suficientes unidades como para satisfacer la enorme demanda existente.
La consecuencia directa de tal situación fue que, aunque la popularidad de los videojuegos se encontraba en máximos históricos, ambas consolas vendieron en dicho periodo mucho menos de lo que lo hicieron la PS4 y la Xbox One durante sus dos primeros años en el mercado.
Afortunadamente, la escasez global de chips empezó a solucionarse a lo largo de la segunda mitad de 2022 y, desde principios de 2023, la situación ha vuelto a la normalidad. Ello ha beneficiado especialmente a Sony, que está vendiendo la PlayStation 5 a un ritmo de récord.
Tanto es así que la compañía japonesa ha dado a conocer que, en torno al mes de diciembre, la PS5 sobrepasará las cifras de ventas que consiguió la PS4 en sus tres primeros años. Además, a partir de febrero de 2024 la superará en otras métricas clave como el gasto medio por usuario, las ventas de videojuegos o los usuarios y consolas activas mensuales.
FOTOGRAFÍA: JULIAN HOCHGESANG