El 25 de agosto de 1989, la sonda Voyager 2 se aproximó a tan solo 5.000 kilómetros de Neptuno y mostró imágenes como nunca antes se habían visto de este gigante gaseoso y de su satélite Tritón. Las fotografías pusieron de relieve la existencia de nubes de tipo cirrus en su atmósfera y evidenciaron la presencia de intensísimos vientos, con rachas de hasta 2.000 kilómetros por hora.
Una vez la Unión Astronómica Internacional reclasificó a Plutón como planeta enano en 2006, este encuentro con Neptuno adquirió una nueva dimensión puesto que significó que el ser humano había visitado, al menos una vez, todos los planetas del Sistema Solar.
Sea como fuere, Plutón también será visitado próximamente. Y es que el 14 de julio de este mismo año, la nave espacial New Horizons se acercará a tan solo 12.500 kilómetros de su superficie y nos ofrecerá una visión como nunca antes habremos tenido la oportunidad de contemplar de este cuerpo celeste que tiene un diámetro menor que el de la Luna.
Por cierto, y ya que mucha gente se lo pregunta: el color azul de Neptuno se debe a que el metano de su atmósfera absorbe la luz roja del Sol y refleja la azul de nuevo al espacio.