La revolución de los smartphones cogió con el pie cambiado a Intel, que siete años después de la aparición del iPhone original todavía no ha sido capaz de diseñar un chip que pueda competir en prestaciones y consumo con los que compañías como Qualcomm vienen desarrollando basándose en la arquitectura ARM.
Este error monumental ha hecho perder a la empresa californiana un mercado de dimensiones mastodónticas. Probablemente por ello, en los cuarteles generales de Intel no quieren que se vuelva a repetir esta situación y están apostando fuerte por nuevas tecnologías aun cuando todavía se encuentran en fases de desarrollo preliminares y no están listas para su comercialización a nivel masivo entre los consumidores.
Es el caso de las Google Glass, las futuristas gafas en las que lleva trabajando desde hace años el gigante de Internet y que prometen revolucionar la manera en que interactuamos con los dispositivos tecnológicos en los próximos años. Según ha podido saber el Wall Street Journal, Intel ha llegado a un acuerdo con Google para proporcionar el procesador que impulsará la nueva generación de estas gafas, que hasta ahora utilizan un SoC de Texas Instruments.
Aunque ni una ni otra compañías han querido dar a conocer detalles específicos del chip que Intel está preparando para las Google Glass, se da por descontado que Intel trabaja en un circuito integrado de bajo consumo que alargue la vida de la batería por encima de las apenas veinticuatro horas que dura actualmente.
Además, y como parte de la alianza que han sellado ambas empresas, Intel se habría comprometido a promocionar estos dispositivos en la industria médica exaltando las posibilidades y ventajas que aportará a los facultativos en el futuro.