El 10 de septiembre del 2011 la NASA lanzó dos pequeñas sondas espaciales llamadas Ebb y Flow a bordo de un Delta II en su configuración de más potencia para que realizaran una cartografía de alta calidad del campo gravitatorio de la Luna que sirviera para determinar su estructura interior.
Una vez completaron satisfactoriamente el objetivo para el que habían sido diseñadas, y tras quedarse sin combustible, la agencia espacial estadounidense hizo que ambas naves impactaran contra la superficie de nuestro satélite a mediados de diciembre del 2012.
El descenso, en el que se alcanzaron velocidades de unos 6.000 km/h, se prolongó durante 5 días. Ese periodo fue aprovechado para realizar miles de fotografías que han permitido confeccionar vídeos tan espectaculares como éste, en el que se puede apreciar el aspecto de la Luna desde una altitud de aproximadamente 10 kilómetros.