Foxconn ha indicado que la gigantesca planta de producción que tiene en la ciudad de Zhengzhou no volverá a operar con normalidad hasta, al menos, finales de diciembre o principios de enero después de que hace unas semanas se detectasen diversos casos de COVID que llevaron al gobierno chino a imponer un confinamiento masivo en la región afectada.
Una decisión que propició una movilización popular pocas veces vista en el país asiático protagonizada por ciudadanos descontentos con la gestión que se está realizando de la pandemia y preocupados ante las pérdidas económicas que les están causando las restricciones tan severas a las que tienen que hacer frente.
La coincidencia en el tiempo de las prohibiciones aplicadas desde Pekín con la revuelta de los trabajadores ha provocado importantes pérdidas en esta planta, que emplea a más de 200.000 personas y fabrica, entre otros muchos dispositivos, el 70% de los iPhone que se comercializan cada año.
Tanto es así, que un portavoz de la compañía ha explicado que los ingresos globales de Foxconn en noviembre cayeron un 11,4% respecto al mismo periodo del año pasado. Acto seguido, ha indicado que las circunstancias han mejorado ostensiblemente, lo que ha contribuido a que estén aumentando sus niveles de producción, que pese a ello no volverán a la normalidad hasta dentro de tres o cuatro semanas.
La situación vivida en esta planta de Foxconn está teniendo consecuencias muy negativas para las empresas que hacen uso de dichas instalaciones para la fabricación de sus productos. Apple, por ejemplo, ha visto cómo se han ensamblado entre 15 y 20 millones menos iPhone 14 de los previstos, lo que va a provocar una reducción de sus ingresos durante este trimestre, de especial importancia dado que coincide con la época de mayor consumo del año.
FOTOGRAFÍA: VICTOR SERBAN