Las elevadísimas cotas de polución que se han alcanzado una vez más en Pekín durante esta semana han provocado que los cielos de la capital china se hayan teñido de gris y sus ciudadanos sólo hayan podido contemplar el Sol a través de un gigantesco panel publicitario.
La pantalla ha sido la única manera de poder ver el astro rey en unas jornadas en que se han llegado a detectar hasta 671 microgramos por metro cúbico de partículas contaminantes en suspensión con un diámetro inferior a 2,5 micras, más de 25 veces por encima de los límites que la Organización Mundial de la Salud considera seguros para la salud humana.