La Nebulosa de la Quilla es una de las regiones más populares entre los aficionados a la astronomía. Situada a una distancia aproximada de 8.500 años luz, es el hogar de Eta Carinae, una estrella hipergigante que es entre 100 y 150 veces más masiva que el Sol, y de una región conocida como la Montaña Mística.
Descubierta el 25 de enero de 1752 por el astrónomo francés Nicolas Louis de Lacaille desde el Cabo de Nueva Esperanza, esta nebulosa se encuentra en el brazo de Sagitario de la Vía Láctea y es observable desde el hemisferio sur.
Contiene diversos cúmulos abiertos en los que se han formado numerosas estrellas masivas extremadamente calientes de tipo O y de Wolf-Rayet. Sus enormes proporciones hacen que sea una de las regiones de este tipo que se pueden identificar con mayor facilidad en el cielo nocturno. De hecho, se estima que es hasta cuatro veces mayor que la Nebulosa de Orión.
Además de Eta Carinae, la Nebulosa de la Quilla incluye dentro de sus límites a algunas de las estrellas más brillantes de nuestra galaxia. Es el caso del sistema binario WR 25, cuya estrella principal se cree que es la más brillante de la Vía Láctea, o de HD 93129, un sistema formado por tres estrellas azules gigantes y extremadamente luminosas cuyas temperaturas superficiales alcanzan temperaturas de hasta 45.000 K.
A lo largo de las últimas décadas, esta nebulosa ha sido fotografiada por los satélites espaciales Hubble, James Webb o el Chandra, así como por telescopios terrestres como el Telescopio Extremadamente Grande del Observatorio Paranal.
La imagen de larga exposición que encabeza este artículo, en cambio, no ha sido tomada por ninguna de estas grandes obras de ingeniería, sino que es obra del astrónomo aficionado Harel Boren. La ha realizado desde el Desierto de Kalahari, en Namibia, durante un periodo de cuatro horas a razón de 24 fotogramas cada 10 minutos.