En la constelación de Casiopea, a 7.100 años luz de la Tierra, se halla una nube de gas y plasma brillante que tiene su origen en el viento estelar procedente de una estrella gigantesca situada en su zona central. Esta región del espacio tiene un diámetro de unos 7 años luz y recibe el nombre de Nebulosa de la Burbuja debido a su forma tan esférica.
Los gases que la componen emiten diversos colores al encontrarse a diferentes temperaturas. El oxígeno está lo suficientemente caliente como para emitir luz azul, mientras que los pilares más fríos que se observan en el corazón de la nebulosa lo hacen en tonos amarillentos por la combinación de la luz procedente del hidrógeno y el nitrógeno.
La estrella central recibe el nombre de BD +60°2522, tiene una temperatura efectiva de 37.500 K y es 45 veces más masiva y cientos de miles de veces más luminosa que el Sol. Los vientos estelares que produce alcanzan velocidades de más de 7 millones de kilómetros por hora. Se estima que se formó hace unos 4 millones de años, y en los próximos 10 ó 20 millones explotará en forma de supernova.
La Nebulosa de la Burbuja se originó hace unos 40.000 años y fue observada por vez primera en 1787 por William Herschel, un astrónomo y pionero de la observación espacial británico que catalogó miles de objetos celestes y descubrió el planeta Urano.
La fotografía que encabeza este artículo fue realizada en febrero de 2016 por la Cámara de Gran Angular 3 que equipa el telescopio espacial Hubble en el espectro visible. Los tonos azules se corresponden con el oxígeno, los verdes con el hidrógeno y los rojos con el nitrógeno.