La Comisión Europea acaba de hacer público que ha impuesto una estratosférica multa de 561 millones de euros a Microsoft por no cumplir de manera conveniente con el compromiso que había contraído de ofrecer a los consumidores europeos que utilizan Windows una pantalla en la que tengan la opción de escoger qué navegador quieren utilizar.
Es el último capítulo del litigio que viene manteniendo desde hace años ambas partes, debido a que la Comisión entiende que se está produciendo un caso flagrante de abuso de posición dominante y prácticas monopolísticas en el que la empresa fundada por Bill Gates está aprovechando su supremacía en el terreno de los sistemas operativos para PC para imponer a los usuarios el navegador Internet Explorer en detrimento del resto de opciones disponibles.
A pesar del lujoso equipo de juristas y del tiempo y dinero que ha invertido para defender su postura en los juicios antimonopolio que ha mantenido con el organismo europeo, lo cierto es que si echamos la vista atrás comprobamos cómo las cosas no le han ido nada bien a Microsoft.
En el 2004 la CE le impuso una primera multa de 497 millones de euros y dictaminó que a partir de ese momento debería vender Windows sin el reproductor Media Player instalado por defecto. Más adelante, en el 2006, volvió a sancionarle con 280,5 millones de euros por no facilitar a terceras empresas la información técnica que precisaban para desarrollar productos competitivos que pudieran plantar cara a los implementados por la propia firma norteamericana.
Por si eso fuera poco, en el 2008 la sancionó por tercera vez con la astronómica cuantía de 899 millones de euros por cobrar un precio abusivo a las empresas que, apoyándose en la sentencia de un par de años atrás, le pedían acceso a la API de Windows para crear sus programas.
Así pues, sumando todas las multas que en el transcurso de los últimos 9 años ha acumulado Microsoft en territorio europeo nos sale la increíble cifra de 2.237,5 millones de euros. Por mucho dinero que tenga en caja Microsoft -que lo tiene- quizá sería hora de que la compañía hiciera caso de los dictámenes de la Comisión Europea y evitara que en el futuro le sigan lloviendo sanciones multimillonarias.