En los poco más de 2 años que la Nintendo 3DS lleva en el mercado, se han vendido 31 millones de unidades. Una cifra que multiplica casi por 10 los paupérrimos 3,5 millones (4 según las aproximaciones más optimistas) que se han comercializado de la PS Vita. Es evidente pues que la portátil de Nintendo está barriendo a su rival de Sony de una manera mucho más escandalosa de lo que su predecesora, la NDS, hizo con la PSP. Pero a pesar de esta victoria incontestable, existen motivos más que de sobras para la preocupación en la sede de la gran N en Kioto.
La razón no es otra que el despegue definitivo de una clase de dispositivos electrónicos cuya popularidad está creciendo a un ritmo vertiginoso. Me estoy refiriendo, cómo no, a los smartphones y tablets. Que nadie se lleve a engaño: el gran rival de la N3DS a día de hoy no es la PlayStation Vita, sino los teléfonos inteligentes y tablets impulsados por iOS, Android y Windows Phone.
Así lo pone de manifiesto un estudio conjunto realizado por IDC y App Annie que ha visto la luz en las últimas horas y que refleja que, durante el primer trimestre del 2013, la App Store de Apple ha registrado mayores ingresos por la venta de videojuegos que los que han conseguido Nintendo y Sony conjuntamente por la comercialización de títulos para sus respectivas consolas portátiles.
Es la primera vez que se produce un vuelco de semejantes proporciones y es indicativo de los nuevos tiempos que estamos viviendo. Es más, Google Play también superará a no mucho tardar a Nintendo y Sony si mantiene su ritmo de crecimiento actual e incluso la Windows Phone Store puede que también lo consiga más adelante.
Aunque los smartphones y tablets no tienen controladores físicos, lo que limita la experiencia jugable en cierta clase de videojuegos, y que la mayoría de títulos presentes en las tiendas de aplicaciones son muy sencillos, ello no está impidiendo que se vendan como churros.
Cumplen con su cometido principal, lo que demanda la mayor parte de la gente, que es ofrecer diversión sin mayores pretensiones. La tendencia es clara, y ello va a obligar a los fabricantes tradicionales de consolas a tener que estrujarse la cabeza y ofrecer a los consumidores propuestas realmente innovadoras a no mucho tardar si quieren seguir adelante en este negocio que tanto ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos.