John Carmack ha anunciado que ésta ha sido su última semana trabajando en Meta. La noticia se produce cuando están a punto de cumplirse diez años desde que se incorporó a Oculus VR como CTO, cargo que mantuvo cuando esta compañía pionera en el campo de la realidad virtual fue adquirida por Facebook (hoy conocida como Meta).
Co-fundador de id Software y programador principal de clásicos como Wolfenstein 3D, Doom, Quake y sus respectivas secuelas, Carmack es una de las figuras más trascendentes de la industria de los videojuegos y sus aportaciones en el terreno de los motores gráficos en 3D han sido ampliamente reconocidas y alabadas.
Tras más de dos décadas en id Software, en 2013 dejó la compañía en busca de nuevos retos y fichó por Oculus, fascinado por el enorme potencial que veía en la realidad virtual. Seis años más tarde explicó que iba a dejar de trabajar a tiempo completo en esta tecnología para explorar otros campos como el de la inteligencia artificial. Fue una primera pista de lo que ha acabado sucediendo ahora: su adiós definitivo a Meta.
En su mensaje de despedida, John Carmack ha elogiado el casco de realidad virtual Meta Quest 2, indicando que representa la visión que él tenía del tipo de productos que se podrían crear en el futuro cuando entró a trabajar en Oculus.
No todo han sido loas, puesto que acto seguido Carmack ha subrayado que el Meta Quest 2 podría haber llegado al mercado antes si el funcionamiento interno de la compañía hubiese sido diferente.
En su opinión, Meta posee una enorme cantidad de personal y recursos, pero se auto-sabotea continuamente y no saca provecho de los esfuerzos que sus empleados realizan debido a que desde las altas instancias se toman decisiones equivocadas.
Carmack ha indicado que se siente agotado del día a día en Meta pero que sigue creyendo que la realidad virtual puede aportar cosas positivas a la sociedad y que no hay nadie que esté en mejor posición para conseguirlo que esta compañía.
Ahora, tras su desvinculación de Meta, se va a centrar en Keen Technologies AGI, una startup que creó este año y que en sólo unos meses ya ha recibido inversiones millonarias.