Tras meses de espera plagados de anuncios fallidos y retrasos varios, Microsoft ha lanzado hoy la versión final de Internet Explorer 7. Más vale tarde que nunca, que diría aquél.
Y es que han pasado nada más y nada menos que 5 años desde que en octubre del 2001 apareciera IE 6.0, toda una eternidad en un mundo tan cambiante como el de la informática. En todo este tiempo, el navegador de Redmond ha pasado de ser la mejor opción existente a convertirse en un producto obsoleto y claramente inferior a otros browsers como Firefox, Opera, Konqueror o Safari.
Para compensar tan larga ausencia y tratar de ponerse a la altura de la competencia, Microsoft ha presentado un navegador que incluye un diseño más cuidado, potencia el soporte para fuentes RSS, incorpora herramientas anti phising, dispone de un cuadro de búsqueda al lado de la barra de direcciones, posee filtros para impedir que los niños accedan a determinados sitios de la Red y ha adoptado -por fin- la navegación por pestañas.
Por cierto: si tenéis una copia pirata de Windows XP no vais a poder instalar Internet Explorer 7. Se trata de una decisión valiente pero a la vez arriesgada, puesto que deja fuera de juego a millones de usuarios que no van a poder utilizar este navegador y que van a tener que decidir entre seguir con un producto desfasado o pasarse a la competencia, que es mucha y muy buena.